miércoles, 6 de agosto de 2008

Mi travesía, historia de un chiapaneco en Suiza I

Un sentimiento de frustración y gran desesperación me invadía y lo peor es que todo eso se traducía en una gran sensación de impotencia.

No sabía como hacer entender a las gentes, a los colegas, parientes, amigos de infancia y de juventud, y comunicarles lo que allá había yo aprendido , de la vida, lo maravilloso que era, hacerlo todo o casi todo de otro modo. y otras cosas nuevas que yo había captado en mis observaciones cotidianas.

No podía lograr la atención de ellos…o no comprendían o simplemente no querían saber lo erróneo en la forma en que se habían hecho y desarrollado algunas cosas, como : política, sociedad, protección del medio ambiente, comunicación social, familiar, laboral….en fin, tantas cosas. Tenía la impresión que , sin decirme palabra alguna, me veían con un sentimiento de aburridos y molestos, me interpelaban con su mirada fría y en silencio e indiferentes, me decían:….- recomenzar todo , solo porque tu lo dices…solo porque vienes de Suiza ?

Habían pasado 20 años desde que un 25 de mayo del año 1976 había subido al avión ,rumbo a Suiza, totalmente incrédulo, lleno de incertidumbre y temeroso. En esos momentos antes de abordar el avión, lo único que me mantenía feliz y con cierta seguridad, era ella , la muchacha de 24 años de edad, la güerita de ojos azules y cariñosa que me veía sonriente , como para darme ánimo y darse ella misma, ánimo también, , ya que nueves meses antes, después de haber pasado juntos dos semanas, después, ella tenía que regresar a su País, sin decirme nada se fue a la Ciudad de México, para cancelar su boleto de avión indefinidamente, siendo que ella tenía que regresar con su hermanita en el mismo avión, ella que la había acompañado en casi todas sus aventuras y largos viajes, como este viaje a México,

Yo tampoco alcanzaba a comprenderla, después que las dos habían conocido la maravillosa Regiòn de Yajalón y Tumbalá, muy contentas, esta región, que estaba a mi cargo, como delegado regional del INMECAFE, la que les mostré a las dos jóvenes suizas, orgulloso de conocerla “como la palma de mi mano”.

Durante esas dos semanas que anduvieron conmigo, sufriendo los piquetes de zancudos, garrapatas y pulgas, y otras veces “la venganza de Moctezuma” pasé situaciones chuscas y otras sorprendentes, pues a parte de presumirles mi conocimiento de la región, ellas me pusieron casi en ridículo, cuando teníamos que caminar varios kilómetros mochila en ristre.

A la mitad del camino ellas iban al menos 500 metros delante de mi , riendo y el colmo : con mi mochila, , para que no me quedara tan atrás, otras veces, teníamos que compartir, cuarto , cama y baño y hasta tener que quitarles las garrapatas de las ingles, ellas con el pudor de unas adolescentes...y así terminaron esas dos dulces semanas de diversión.
...pero ahora otra vez, en mi nueva soledad cavilaba yo tristemente, esa noche era como muchas otras , una noche lluviosa de Yajalón donde yo rumiaba mis tristezas, creyendo que nunca más iba a ver a aquella dulce muchacha de cara de adolescente y de una fragilidad aparente….

De pronto tocaron a mi puerta como a las 12 de la noche y yo con desgano fui a ver quien era…no podía creerlo ERA ELLA!!! Totalmente empapada, me dijo simplemente: cancelé mi boleto de avión,y mi hermanita sin poder dar crédito, tuvo que subir al avión!!

Finalmente ella sabía que esa decisión era una osadía , con cierto toque de insolencia,: y quedarse por tiempo indefinido, para que un día, más tarde ella regresára acompañada del muchacho que ella había conocido en un domingo de fiesta, en San Cristóbal de Las Casas y que era la causa de semejante acto.

Durante nueve meses que se quedò, toda su familia se abocó a la atarea de escribirle a ella diariamente, cada día pasaba el cartero y sabíamos los dos del texto antes de abrir las cartas pidiéndole que regresara, no importaba si fuese ella y un futuro fruto de alguna aventura, lo que importaba era ella de retorno a su País. Y así pasaron nueve meses,que me parecieron dos. Pero llegó el día de partir. Vendí la casa un bochito y algunas pertenencias, junté con eso poco más de 12000 dólares y me fui.

Y así fue como un día yo me encontré en lugares totalmente diferentes: gentes, casas , cosas ,montañas y un idioma que no comprendía, lo único que comprendí en ese momento fue lo insolente de mi situación, sentí pena , vergüenza por no haber previsto ni visualizar o realizar esta nueva situación..pero yo... ya estaba allí.. Sin embargo la gente era muy amable, al menos me tenían desconcertado, finalmente confuso, nunca vi un reproche ni en la mirada, ni en su trato, solo veladamente le recriminaban un poco a Trudi, pero eso a ella le importaba poco, por no decir nada, era feliz con su hogar y la manera sui géneris, como lo había formado.

Ella trataba de tranquilizarme de darme ánimos y me consolaba diciéndome que algún día regresaríamos , pero que no se me olvidara toda la ilusión que este viaje me había despertado, todos los planes que yo había imaginado estando aquí, en Suiza

La casa de sus padres era muy bonita, majestuosa , rodeada de jardines y árboles grandes, como ella me la había descrito emocionada, pero lo que más me impresionaba eran esas enormes montañas , como paredes de granito que parecían que salían de la misma casa por su proximidad y totalmente verticales, pero lo más increíble era que amanecía muy temprano, nunca había visto la luz del día tan de madrugada.

Finalmente para no torturarme más decidí ser feliz, aceptar mi osadía y mi insolencia y poner las cosas en claro con los padres de Trudi, Ellos fueron muy amables desde el momento en que les dije que mi relación con Trudi no era una aventura, quería hacer mi vida con ella y con el niño que ya venía en camino.

Quizás ellos vieron en Trudi y en mi, una pareja feliz y en el primer desayuno familiar de domingo , muy solemnemente le dijeron a Trudi que me tradujera , querían decirme algo concreto… A partir de este momento somos Mamá y Papá para ti y a partir de ese momento yo me sentí un Suizo más ,con ese acto sencillo, pero solemne estaba yo inserto totalmente en la aociedad Suiza y apenas habían pasado tres semanas desde mi arrivo a Suiza.

Ya cerca del fínal del año, de haber llegado, cuando Ramoncito ya había nacido un 4 de Octubre y yo tenía que empezar a estudiar a alguno de los idiomas de ese País y lo que menos esperaban ellos era, que yo eligiera el más difícil de los cuatro. Elegí el Alemán y me fui a Berna, ante la mirada atónita y no muy segura de mis “nuevos Papás”, para solicitar mi ingreso a la Universidad de Berna.

Allí comenzaría otro capítulo de mi vida: ¡Volver a la Escuela !, pero sobre todo a la Universidad de la Capital de Suiza, eso era extremadamente emocionante para mi, por fin iba a aprender la lengua de mis más entrañables novelistas y poetas que solo los había leído en Español, eso me colmaba de alegría, .pero además estaba yo impaciente de conocer nuevas gentes de mentalidades para mi hasta ese momento desconocidas...por fin mi osadía , empezaba a tener un sentido positivo y perdía su sentido de insolencia.

Escrito por: Lic. Carlos Montoya Castellanos


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