martes, 18 de agosto de 2009

México e Israel rinden homenaje a Rosario Castellanos


Por Gerardo Soto Carmona


Con motivo del 35 aniversario luctuoso de la escritora mexicana Rosario Castellanos, personalidades del ámbito político y académico, nacional e internacional, se reunieron en el Instituto Cultural México-Israel, donde fueron leídas poesías y ponencias en honor de la también diplomática oriunda de Chiapas.

En el homenaje a la escritora, poeta, ensayista, dramaturga, académica, diplomática y narradora, Castellanos fue recordada como una mujer audaz, inteligente y con un importante legado en la lucha por la equidad y los derechos humanos de las mujeres, de México para el mundo.

Con la participación de autoridades, académicos y representantes del gobierno israelí, se recordó su obra, sus logros y la herencia de una de las primeras intelectuales en asumirse feminista, quien fuera embajadora de México en Israel y se colocara como una de las intelectuales rebeldes. En la diplomacia, la mexicana se regía bajo la combinación de mujer, intelectual, literata y promotora de todos los aspectos de la cultura y de la esencia nacional.


En cuanto a su relación con Israel y la comunidad judía en México, Rosario Castellanos siempre mantuvo presente su interés en la cultura israelí. Su vínculo fue producto de la práctica del gobierno mexicano, al enviar a sus mentes más creativas, lúcidas y brillantes, en los ámbitos intelectuales, a representar al país en algunos rincones del mundo.

En el podio de honor estuvieron presentes Marcelo Ebrard Causabon, jefe de Gobierno del Distrito Federal; el embajador de Israel en México, Yosef Livne; Gabriel Guerra Castellanos, hijo de la autora; Martha Lucía Micher, directora del Instituto de las Mujeres-Distrito Federal; el presidente y la directora del Instituto Cultural México-Israel, David Serur y Dinorah Isaak, respectivamente. Personalidades que hicieron uso del micrófono, junto con la escritora Sandra Lorenzano, vicerrectora académica de la Universidad del Claustro de Sor Juana; Leticia Bonifaz, consejera jurídica del gobierno capitalino, y Raquel Serur, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México; quienes participaron con ponencias dedicadas a la vida y obra de Castellanos.


En el acto Marcelo Ebrard reconoció la labor de la literata y consideró que “la mejor manera de rendirle homenaje a alguien como Rosario, es que realmente nos comprometamos con las causas y razones de Castellanos, su nacionalismo y su amor por México; el amor a sus causas profundas, a sus dolores y a sus esperanzas: la equidad a toda costa”.


De acuerdo con Yosef Livne, en Israel se reconoce a Castellanos por su obra literaria, su labor de educadora y como embajadora que ayudó a reforzar los lazos entre México e Israel al combinar sus tareas de diplomática con su labor en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde actualmente se ofrece una cátedra con su nombre, en su honor.
Para Gabriel Guerra Castellanos, hijo de la escritora, el homenaje le permitió recordar algunos momentos de la vida de Rosario en la ciudad de México, donde se forjó académicamente y escribió gran parte de su obra literaria, entre las paredes de la casa que miraba al Bosque de Chapultepec, ubicada en avenida Constituyentes.


Aunque Castellanos nació el 25 de mayo de 1925 en la capital mexicana, desde muy pequeña fue llevada a Comitán, Chiapas, donde realizó sus primeros estudios. Cursó la licenciatura y la maestría en Filosofía en la UNAM; posteriormente con una beca del Instituto de Cultura Hispánica estudió un posgrado sobre estética en la Universidad de Madrid.


Castellanos cultivó todos los géneros, especialmente la poesía, la narrativa y el ensayo; colaboró con cuentos, poemas, crítica literaria y artículos de diversa índole en los suplementos culturales de los principales diarios del país y en revistas especializadas de México y el extranjero.
Entre sus obras se encuentran El rescate del mundo (1952), Balún Canán (1957) y Oficio de tinieblas (1962). Rosario Castellanos, dentro de su narrativa plasmó con “delicadeza y amargura” las añoranzas y desgracias de las mujeres de México, asumiéndose igualmente como su embajadora; al mismo tiempo que se convirtió en portavoz de toda la gente chiapaneca orillada, marginada.


En 1971 fue nombrada embajadora de México en Israel y mientras fungía en este cargo falleció electrocutada en Tel Aviv, en agosto de 1974. A 35 años después de su trágica y prematura muerte, el nombre de Rosario Castellanos se halla más que presente en las relaciones entre ambos países.


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