Hace algunos días tuve la oportunidad de acudir a un foro de consulta para la generación de propuestas en materia de Política Exterior de México, en el cual estuvieron diversos ponentes destacando la participación de la Dra. Blanca Ruth Esponda, que dicho sea de paso mayor experiencia en este tema en Chiapas que ella nadie. Los ponentes nos llevaron a un recuento de la política exterior mexicana, el nuevo papel de los gobiernos locales en ese ámbito y su visión hacia el futuro, pero hubo dos puntos que llamaron mi atención y que desafortunadamente no tuve la ocasión de consultar, ya que se abrió una única sesión de preguntas y por lo extenso de las exposiciones, en un tema que así lo amerita, ya no hubo oportunidad de una segunda sesión, y como mi cerebro es modelo 78 cuando ya había arrancado era demasiado tarde, sin embargo quiero destacar a través de este espacio esas inquietudes.
1.- se habló de la necesidad de rescatar los 7 principios de la Política Exterior de México, que son el resultado de la Doctrina Carranza y Doctrina Estrada, esos que durante décadas hicieron que México fuera el referente en materia de política internacional a nivel Latinoamérica y en la comunidad internacional en general, principios que destacan la no intervención, la autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica de las controversias, la cooperación internacional, entre otros, los cuales en aquellos años estaban acompañados de una valioso aparato diplomático mexicano, los ponentes coincidieron entonces en la necesidad de retomarlos a efecto de que México retome el lugar que por meritos propios le corresponde en el escenario internacional, sin embargo he de destacar que dichos principios están incluidos dentro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Constitución que el titular del Poder Ejecutivo de la Nación JURO guardar y hacer guardar y de no hacerlo que la nación se lo demande.
En tal virtud, creo que no es factor pues su fortalecimiento, ya que al ser mandatos constitucionales son, por tanto, Obligación del Presidente su aplicación y observancia, que de no hacerlo, incurre en una violación a la Constitución y por tanto a que la Nación se lo demande.
Es por esto que considero necesario, ya en estos tiempos y a efecto, no de fortalecer sino de observar su estricto cumplimiento, que se generen mecanismos para que, por ejemplo, el Senado de la República pudiera llamar a cuentas al Presidente cuando este no cumpla u omita dichos principios constitucionales de política exterior, pues son parte de un documento que debe de ser respetado a cabalidad y más cuando uno a jurado mantener una conducta en estricto apego a los postulados que contiene.
De otra manera y de no estar de acuerdo con estos principios el Presidente tiene la facultad de promover iniciativas para su enmienda, modificación u derogación constitucional, que dicho sea de paso es una posibilidad muy remota, sobre todo porque dichos principios son tan vigentes hoy, como cuando fueron concebidos.
2.- el otro punto a destacar es relativo a la participación cada vez más activa por parte de los gobierno locales, en materia de política internacional y esto se deriva de que finalmente los problemas globales se traducen en problemas locales, una crisis económica mundial genera desempleo en el municipio, por tanto es este el que debería implementar políticas públicas para atender esta problemática a nivel local, en otras palabras, a problemas globales soluciones locales, y este nuevo paradigma internacional ha generado que los gobiernos locales aparezcan como nuevos actores de este concierto internacional, en el cual pueden establecer Acuerdos de Cooperación Internacional que les permite generar redes con sus homólogos a lo largo y ancho de nuestro globo, sin embargo, y afecto de dar mayor participación a los municipios de México en este sentido, es necesario, ya en estos tiempos, que dicha facultad fuera parte del Artículo 115 constitucional donde se establezca como una facultad del municipio el establecimiento de acuerdos internacionales en los ámbitos de su competencia, para fortalecer la Ley de Celebración de Tratados que los faculta, pero que mejor, que subirlo a mandato constitucional para que este ejercicio permee a nivel nacional y principalmente a los municipios con menor desarrollo y que pueden hacer uso de la cooperación internacional para fortalecer algunas áreas esenciales.
La política exterior es muy compleja, sin embargo México cuenta con los principios necesarios para retomar su liderazgo y convertirse nuevamente en el referente en la materia y para ello no se requiere más que un aparato diplomático profesional, que lo hay, y un compromiso de cumplir con lo dictado por nuestra Constitución.
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