Nada hay que me haga sentir más orgulloso que las fiestas patrias, recuerdo como en mi infancia solía ver por televisión el Grito de Independencia dado por el Presidente de la República en el balcón del Palacio Nacional ondeando en su mano derecha la bandera y con la izquierda haciendo sonar la campana ante una multitud de miles de mexicanos, siempre se me eriza la piel al escucharlo, pues mi memoria me remonta, en ese momento, a un pasado que no viví, pero que se gracias a nuestra maravillosa historia sé, el sólo imaginar aquella escena con el cura Don Miguel Hidalgo dando un grito libertario ante mexicanos, mujeres y hombres, armados hasta los dientes de valor, ilusiones y esperanzas, ah y uno que otro machete, y con el objetivo fundamental de obtener su libertad aún a costa de su vida, con un líder ondeando un estandarte, fiel a sus ideales , hombres y mujeres que sabían, que aunque incierto, podrían construir el futuro de una nación con sus propias manos, esto es un acto heroico y por tanto son considerados héroes pues la historia y los mexicanos los reconocemos como tales.
Pero ¿Qué es un héroe?, Platón nos describe en el Cratilo[1] una de las primeras definiciones etimológicas de esta palabra, en el dialogo entre Sócrates y Hermógenes que reproduzco a continuación:
HERMÓGENES: No puedo menos de alabar lo que dices, Sócrates. Pero
¿qué son los héroes?
SÓCRATES: No es punto difícil de comprender. Esta palabra se ha
modificado muy poco; y demuestra que los héroes toman
su nombre del dios del amor(eros)
¿No sabes que los héroes son semidioses?
HERMÓGENES: ¿Y qué?
SÓCRATES: Que todos proceden del amor, ya de un dios
con una mortal, ya de un mortal con una diosa. Si quieres
que me refiera á la antigua lengua ática, entonces
me entenderás mejor. Verás que el nombre de amor al
que deben los héroes su nacimiento, se ha modificado
muy poco.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice, entre otras, que Héroe es aquel “Varón[2] Ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes”, … “El héroe, en ese sentido, suele encarnar los rasgos más sobresalientes y valorados de su cultura de origen. Presenta, por lo tanto, las habilidades idealizadas que le permiten concretar grandes hazañas. Estos actos heroicos son los que le dan fama y lo convierten en alguien admirado por el resto de la comunidad”[3]
Y es esto precisamente lo que son nuestros héroes patrios, hombres y mujeres que realizaron grandes hazañas para alcanzar un ideal y cuyos atributos motivaron a todo un pueblo a seguirlos y son héroes en toda la extensión de la palabra pues fueron inmortalizados por la historia.
Pero como todo acto realizado por un héroe existe una mitificación de su figura y así lo demuestra la historia, los héroes de la antigüedad eran capaces de acciones sobre humanas pero no por eso necesariamente falsas, quizás Hércules no podría sostener el mundo en sus hombros o Aquiles destruir ejércitos completos, pero existieron acciones heroicas que crearon el mito y que sirvieron para motivar a un pueblo a seguir su ejemplo.
Pero hoy en México, y en un acto de glorificación bicentenaria, he visto, oído y leído en medios de comunicación un afán de desmitificación de nuestros héroes, por una serie de “historiadores”, que al parecer pasaron por alto la etimología de la palabra, que nos dicen, en un acto de grosera irresponsabilidad histórica, que Don Miguel Hidalgo no gritó lo que sabíamos que grito, que el Pípila no existió, que el Niño Artillero menos, es decir, acabando con nuestros héroes que han sido ejemplo de la importancia de creer en nuestros ideales con el firme propósito de llevarlos a cabo, que dirán los jóvenes ahora que pasen frente a la figura del Pípila o del Niño Artillero, que simplemente no existieron y que son un engaño de la historia, cuando en realidad son pilares de la misma, símbolos que esconden el deber ser, pero que hoy quieren quitarles su razón histórica.
Hoy cuando más necesitamos de esos héroes, que reencarnen dentro de nosotros para unir a un pueblo que se desangra por la indiferencia y desesperanza, hoy a doscientos años podríamos revivir su historia, su mito, para mostrarles a nuestros hijos que vale la pena luchar por una sociedad más justa pues, así como nuestros héroes, podemos pasar a la inmortalidad histórica con nuestros actos.
Yo prefiero seguir imaginando a Don Miguel Hidalgo dando el grito libertario, al Pípila haciendo un esfuerzo sobre humano para cargar una losa para vencer a su enemigo, al Niño Artillero que a su corta edad saco el valor por contribuir a la victoria, es más, prefiero recordar a nuestros antepasados chiapanecas saltando al cañón del sumidero antes de subyugarse al enemigo, prefiero ver a Juan Escutia protegiendo nuestra bandera nacional con su vida antes que mancillada por el invasor.
Y habrá quien diga que me gusta vivir en el engaño “oficial” pero no, más bien me gusta ver a nuestros héroes como son, inmortales de la historia, semidioses por el amor a la grandeza de un pueblo, Padres de nuestra Patria.
[1] Crátilo (Κρατυλος) es el nombre de un diálogo escrito por Platón en el año 360 a. C. aproximadamente. Hermógenes le pide a Sócrates que intervenga en la discusión que mantiene con Crátilo sobre si el significado de las palabras viene dado de forma natural (como postula Crátilo) o si por el contrario es arbitraria y depende del hábito de los hablantes (como propone Hermógenes). Crátilo es una de las primeras obras filosóficas de la Antigua Grecia en tratar materias etimológicas y lingüísticas.
[2] Nótese que la etimología hace referencia a un hombre como héroe, pero esto tiene una explicación que va más allá que la visión de género que algunos han querido darle, pues en la antigüedad había diosas y dioses y los héroes eran hombres concebidos por la relación carnal entre un dios y una mujer mortal o una diosa y un hombre mortal, pero porque hombres, bueno porque a las mujeres se les daban atributos más sublimes que el hecho de bajar a la tierra a pelear en actos heroicos.
[3] http://definicion.de/heroe/
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