miércoles, 13 de octubre de 2010

Doce horas en un Quito revuelto

Escrito por Alicia Cordero.

Jueves 30 de septiembre de 2010.

10:00 hrs. Reunión con los Voluntarios de Naciones Unidas y con los Scouts de Ecuador para coordinar nuestra participación en el Festival de Música Independiente Quitofest. Llegamos tarde y no encuentro a Isa. Por fin la localizo por teléfono. Me dice que vaya a la sala de reuniones, que está toda la oficina viendo las noticias de la televisión.

¿Qué ha pasado? – Le pregunto.

La policía ha ocupado un regimiento de Quito porque está en desacuerdo con un Decreto Ley de Servicio Público que les quita los bonos y Correa les está hablando. Los militares han cerrado el aeropuerto. La cosa está calentita – me cuenta.

10:05 hrs. En la sala de reuniones del Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas, UNIFEM, parte de ONU Mujeres, está, efectivamente, casi todo el mundo. Correa en la tele se arranca la corbata y grita a una multitud de policías “Si queréis matar al presidente, ¡aquí está! Matadme”. La policía se revoluciona y Correa ya no puede seguir hablando e intenta salir de ahí. Empiezan a tirar bombas lacrimógenas y al Presidente, que cojea de una pierna por una operación de rodilla que le acaban de hacer, le ponen una máscara antigás. Será la imagen del día.

10:45 hrs. En medio de la reunión recibo una llamada de Marisa, la responsable de recursos humanos de UNIFEM.

Alicia, ¿dónde estás? – me pregunta.

En el primer piso, en una reunión con Isa y con Eva – le digo sorprendida.

Ah, vale, estoy localizando a todo el mundo porque no se puede salir del edificio – me dice.

11:15 hrs. No sabemos muy bien lo que pasa pero la reunión acaba pronto y volvemos a la oficina. El centro comercial que hay enfrente de nuestro edificio ha cerrado las puertas. En la radio dicen que han cortado varias calles y que el Presidente de la República está retenido en el Hospital de Policía. Una compañera nos dice que tengamos cuidado cuando salgamos, que como no hay policía en la calle los robos se están incrementando.

11:30 hrs. Nos reúnen a todo el personal de la oficina para informarnos de cómo está la cosa. Naciones Unidas ha decretado la fase 2 de seguridad, lo que significa que nos tenemos que ir a casa y no salir hasta nuevas indicaciones. Nos indican que se pone en marcha la cadena de seguridad. Es un sistema que controla que todos los miembros de la oficina están bien, de una forma rápida y eficaz. Una responsable de seguridad llama a cuatro jefas de planta. Cada una de ellas tiene designada a una persona de la oficina a la que tiene que llamar e informar de las nuevas noticias y cada una de esas personas llama a otra hasta que se llega al final de la cadena, cuyo miembro tiene que comunicarse con la responsable de seguridad.

12:00 hrs. Marcho para casa junto a Laura y Montse, dos compañeras de trabajo. El ambiente en la calle es calmado pero tenso. Los coches circulan, extrañamente, sin frenazos ni bocinazos, la calle está llena de gente que camina en grupos, las tiendas están cerrando.

12:30 hrs. Llamo a mi madre. Le pregunto si ha oído las noticias. Me dice que no, así que le digo que posiblemente oirá que en Ecuador las cosas se han desmandado un poco, pero que no se preocupe, que estoy en casa y bien.

13:00 hrs. Mónica, mi compañera de piso, y yo estamos colgadas a internet, hablando por skype con nuestras familias y nuestros amigos, explicando que estamos bien y que aún no sabemos nada. La tele puesta y cada minuto salen nuevas noticias en las que se habla de “intento de golpe de estado” y de “secuestro del presidente”.

17:30 hrs. El canal público ha copado todas las cadenas televisivas de Ecuador, por lo que la información que tenemos es muy parcializada. Seguimos lo que está pasando por internet. Disturbios en Guayaquil, el Presidente sigue retenido, los ánimos están muy exaltados.

18:00 hrs. Mi amiga Jone me manda un SMS. ¿Tu amigo del Ministerio de Cultura se llama Jorge Cisneros? Me sorprende la pregunta, pero pienso que puede que le haya conocido en alguna reunión. Sí, ¿por? – le digo. Llámame.

Aún sin saber muy bien que pensar la llamo.

Alicia, antes que nada no te preocupes, pero acabo de oír en las noticias que a un funcionario del Ministerio de Cultura cuyo nombre es Jorge Cisneros le han disparado y está muy grave en el hospital. Lo más probable es que no sea él, pero te lo cuento, por si acaso – me dice con voz preocupada.

De pronto no puedo pensar con claridad. No, no es él. Seguro que hay muchos más funcionarios con ese nombre, trato de decirme. Las lágrimas me llegan a los ojos, a la garganta, y apenas puedo decirle a Jone que muchas gracias por avisarme y que voy a intentar localizarle.

18:10 hrs. Llamo a Jorge por teléfono y me salta el contestador. Le dejo un mensaje para que se ponga en contacto conmigo y me confirme que está bien, aunque sé que le han disparado y que no me va a contestar. Me pongo a rastrear todas las noticias que hay en internet pero no cuentan más de lo que ya me han dicho. Me meto en facebook donde varios amigos de Jorge ponen en su muro que ha recibido 30 perdigonazos en pulmones e hígado y que está muy grave.

19:00 hrs. La cadena de seguridad se activa. Me informan de que el gobierno ha establecido el estado de excepción y que no vaya a trabajar al día siguiente.

20:30 hrs. Es de noche y no hay ni un alma por la calle. A través del silencio me llega el sonido de disparos. Es la policía enfrentada a los militares que intentan sacar a Rafael Correa del Hospital de Policía. Un miembro de las fuerzas de seguridad muere.

21:30 hrs. Correa llega al Palacio de Carondelet y suelta un discurso encendido a los centenares de seguidores que lo esperan. No quiero ver ni escuchar más. Me voy a la cama y pienso en Jorge.

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