Por: José Luis Chea Urruela
Embajadores del mundo uníos, un fantasma australiano asuela nuestra aldea virtual, su nombre, Julian Assange, su espada Wikileaks, su partido, el Partido Pirata Suizo, su abogado defensor la SIP, su divisa “La historia vencerá”.
Perseguida por el nuevo Zar antifiltraciones, obligada a clonarse 507 veces en igual número de webs, Wikileaks muere y resucita cada día, prometiéndonos un mundo donde según Assange, la política se dividirá entre el pre y el post cablegate.
Mientras eso sucede, se ventilan en el universo precablegate, entre otros, el financiamiento de Chavez a Ortega, los somníferos de Cristina Fernández, el dúo dinámico de Putin y Medvedev, las orgías de Berlusconi, el dinero del Islam, las preocupaciones de México por el narcotráfico y la apatía austriaca.
Convertido de la noche a la mañana en “amenaza transnacional”, amenazado de muerte por soldados de varios ejércitos, por extremistas islámicos, y por cleptócratas africanos, utilizado por populistas latinoamericanos y atacado cibernéticamente por hackers asiáticos, Julian Assange es hoy, la figura virtual del momento y la excusa perfecta para reabrir de nuevo debate sobre los alcances y los límites de la libertad de prensa.
Perseguido en Suecia por acusaciones de violación (‘a great leak indeed’), refugiado en Londres, leído en el mundo entero, semidiós la sociedad cibernética, Assange, un hacker autodidacta, con agallas, y estudios en Física y Matemáticas, se disputa, en estos días, la nominación de hombre del año junto al presidente Obama y a la impredecible Lady Gaga.
En el caso particular de Guatemala, hasta el momento nada de carne para tanto hueso, lo único y nada nuevo es que no ocupamos un lugar en la “lista secreta” de los lugares que Washington quiera proteger contra eventuales atentados. Es decir, si desaparecemos, nuestra desaparición no afectaría en nada la seguridad nacional de los EE.UU.
Mientras el fantasma de Wikileaks se aleja, me permito recomendar a mis colegas embajadores un corto pero intensivo curso en La Divina Proporción, el Phi, o la Secuencia Fibonacci. Para los iniciados, curso intermedio de las enseñanzas místicas de la Cábala basadas fundamentalmente en Anagramas en los que mediante la alteración de palabras hebreas pueden obtenerse nuevos significados. Como última instancia visita a Costa Rica, previa cita, con la ex fiscal Gisele Rivera.
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